La semana del 2 al 5 de Marzo tuvieron lugar las dos sesiones
de investidura de Pedro Sánchez como presidente del consejo de ministros del
gobierno de España.
El PSOE que había obtenido un resultado ajustado, 90 diputados,
llegaba a la sesión de investidura como el único partido que era capaz de
mantener un diálogo abierto con todas
las fuerzas del parlamento español.
Podemos y sus confluencias, el otro gran partido de izquierda
española consiguió un buen resultado, se alzó con casi 70 diputados, pero no
consiguió algo por lo que había estado luchando desde primera hora, el ansiado
“sorpasso” por el que tanto luchó Julio Anguita al frente de Izquierda Unida.
Meses antes tuvieron lugar las elecciones autonómicas y locales
en nuestro país, Podemos también obtuvo un buen resultado, y tampoco en aquella ocasión logró sobrepasar al PSOE.
Desde el dia siguiente a las municipales, Podemos ha estado
trabajando para conseguir un diputado más que el PSOE en las generales.
Las tensiones y dificultades para conseguir el apoyo de los
diputados podemitas a la investidura de presidentes socialistas a los gobiernos
autonómicos han sido tremendas, y cuando descendemos a los gobiernos locales
todavía lo han sido más.
Hace algunos meses, con motivo de la eclosión de Podemos ya
publiqué en mi blog algunas reflexiones sobre Gaetano Mosca, pensador fascista
Italiano y precursor de Mussolini, donde ponía de manifiesto las coincidencias
del fascismo italiano con algunas de las teorías de los promotores de Podemos.
Aquellas reflexiones, me supusieron críticas importantes de
afiliados al sindicato, seguramente movidos por la ingenuidad, no pocos
pensaban que nos encontrábamos ante la aparición de una nueva izquierda,
superadora de los viejos clichés de los
viejos partidos.
No es menos cierto, que durante los últimos meses del
gobierno de Rodríguez Zapatero se
elaboraron leyes muy difíciles de entender por la mayoría de los y las
trabajadoras, los primeros recortes, la reforma del artículo 135 de la
Constitución, la reducción del 5% del salario de los empleados públicos
etc.etc.
Aquellas equivocaciones supusieron una huelga general y la
mayoría absoluta de Mariano Rajoy en las elecciones generales, las plazas
ocupadas por la gente contra la política del PSOE no cesaban de repetir el
“mantra” de PSOE y PP la misma mierda es.
Cuatro años de austericidio practicado por el PP y dos
huelgas generales más han propiciado un parlamento muy fragmentado donde no es
posible formar gobierno si no se ponen de acuerdo tres de los grandes partidos
políticos, ni toda la izquierda junta, ni toda la derecha junta por si solas,
pueden formar gobierno.
En lo único que están de acuerdo la mayoría de los españoles
representados en el parlamento, hasta los votantes de Ciudadanos, es que Rajoy
y el PP no pueden liderar el futuro gobierno de España.
Puestas así las cosas, y después de que Rajoy, una vez más,
hiciera dejación de sus responsabilidades, Pedro Sánchez asumió la
responsabilidad de intentar conformar un gobierno progresista y de cambio.
Y en ese momento comenzó Podemos a poner en práctica su estrategia de política
espectáculo y a dinamitar puentes con el PSOE, el espectáculo de Carolina
Bescansa con su bebé en brazo el día que se eligió a Patxi López presidente de
la Mesa del Congreso de los diputados, continuando con la oportunidad que le
ofrecía Podemos al PSOE de presidir el gobierno español proclamándose Pablo
Iglesias Vicepresidente y no sé cuántos ministerios para Podemos, en el momento
en el que el Rey le estaba encomendado a Pedro Sánchez la oportunidad de conformar
gobierno, hasta “el piquito” con que Pablo obsequió al diputado Domenech no
dejan de ser salidas de tono o insultos como aquel que profirió Pablo Iglesias
a Felipe González acusándolo de tener manchadas las manos de cal en clara
alusión a los asesinatos de los etarras Lasa y Zabala.
Entre tanto insulto y tanto postureo, Pedro Sánchez logró un
acuerdo con Ciudadanos, plasmado en más de 200 medidas que suponían una vuelta atrás a las políticas que durante cuatro años
habían practicado Rajoy y el PP.
Medidas que suponían la paralización de la LOMCE, recuperar
la sanidad pública y universal, un pacto contra la violencia de género, fijar
un suelo de gasto social, medidas efectivas contra los desahucios, derogar los
aspectos más negativos de la Ley Mordaza y por último acabar con las medidas
más antisindicales de la reforma laboral del PP como son aumentar el control
sindical sobre las causas de descuelgue empresarial de los convenios colectivos, recuperar la ultraactividad de los
convenios o devolver la primacía de los
convenios sectoriales sobre los de empresa.
A todo esto Pablo dijo NO. Y lo dijo junto a Rajoy.
Porqué? Pues según sus palabras porque todo eso suponía un pacto con la derecha.
¿Qué le pudo haber movido al líder de Podemos a no sumarse a
toda una serie de medidas que también forman parte de su programa electoral?
Pues desde mi punto de vista solo le puede mover una obsesión enfermiza por
derrotar al PSOE y convertirse en el primer partido de la izquierda, solo eso
ha impedido que hoy, un gobierno progresista y de cambio esté trabajando ya,
para mejorar sustancialmente la vida de los y las trabajadoras de este país,
mejorar la vida de la gente en sus palabras.
Solo la vieja y paranoica obsesión del viejo comunismo por
hacer desaparecer a la socialdemocracia es lo que anima a Pablo Iglesias a no
sumarse a la única posibilidad real de formar un gobierno estable en España que
empiece a poner fin al descalabro propiciado por Rajoy.
Y ahí coincide con el PP, los dos en un renovado “Juntos por
el NO” han hecho fracasar el primer intento de dar soluciones reales a los
problemas de la gente.
Personalmente deseo que Pablo y los suyos recapaciten, que
dejen de lado sus odios y sus fobias y emprendan el camino de la sensatez y
hagan lo antes posible que un gobierno del bien común empiece a solucionar los
problemas de millones de españoles.
Nos quedan unos días cruciales para saber si esto es posible,
y si desgraciadamente se han de volver a convocar elecciones, los ciudadanos
deberán tener en cuenta si votan a aquellos que aportan soluciones a los
problemas o por el contrario votan a los que enrocados en posiciones personales
y partidistas dinamitan todas las posibilidades de cambio real y no hacen más
que prolongar el sufrimiento que las políticas del PP han provocado en los últimos cuatro años.
Muy bien
ResponderEliminarPara gustos colores y para mí no está muy bien.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo
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